El pasado jueves 9 de noviembre se llevó a cabo en la Biblioteca Municipal de La Mesa la premiación del II Concurso de Miro-relatos “La Villa de La Mesa en pocas palabras”. Un concurso organizado por el grupo de tertulia Literaria y su informativo CLIC abc.
Un evento que resaltó la participación de jóvenes y niños del Nuevo Gimnasio los Ocobos, pero que pese a que se extendió la invitación a las demás instituciones educativas del municipio, ninguna otra estuvo interesada en participar.
Una lastima si entendemos que es a través de la lectura y escritura que las personas nos comunicamos y que son estos espacios los idóneos para generar en nuestros estudiantes la comprensión de lectura que tanto escasea hoy en día.
Así mismo los ganadores aportaron grandes propuestas que reflejaban aspectos propios de nuestro municipio, desde lo ambiental, lo rural y lo histórico e incluso en el caso de Valentina Castellanos de 8 años, nos regala un hermoso escrito sobre un personaje muy conocido de La Mesa.
Si deseas conocer los ganadores de esta edición y leer sus propuestas, puedes descargar el PDF en el siguiente enlace:
Por ahora nos gustaría compartir dos micro-relatos que fueron aportados por dos miembros del Grupo de Vigías del Patrimonio: “La Mesa es Patrimonio” y que aunque no fueron galardonados, resaltan la importancia de nuestra memoria para la conservación de nuestra identidad colectiva.
Un grito por la Villa bella
La Villa de La Mesa, joya ancestral, hoy la codicia, su encanto devora sin pudor.
Miradores encantaban la naturaleza en oración, ahora son testigos de falso progreso; abrazan torres de energía, en
voraz ascensión, rasgando horizontes, enmascarando su verdadero valor.
Caficultura, vida, aroma, y emoción, reducida a plástico y follaje, sepultura sin compasión. Mango, fruta estrella,
brillo en extinción.
Estaciones del tren, espectros sin voz ni razón; al Capitán Carlos Lee le demolieron su terruño de amor.
La neblina se desvanece, árboles caídos en muda censura, el agua se esconde, su ausencia perdura.
¿Basta solo un canto de redención?
Por: Catalina Arenas
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Las ruinas de nuestra identidad
Alterado, jadeando, con la mirada en tierra y acusando cansancio y dolor, el Capitán baja por el camellón anhelando el calor de su hogar. Que amarga cruzada daría por finalizada en el momento en que reposara su maltrecha humanidad en el seno de su infancia. Pocos metros lo separaban de su tan anhelada paz.
Años atrás abandonó su terruño respondiendo a un sueño, sepultó amigos y compatriotas en parajes donde sabía que jamás regresaría, pero la promesa de su casa le brindó esperanza.
Se detuvo al mirar la losa que reconoció, levanto la mirada y en amarga sorpresa lloró.
Por: Julián Socha