En el barrio Santa Bárbara de La Mesa, en la calle octava con carrera doce, se encuentra una pequeña tienda que a simple vista no llamaría mucho la atención. Sin embargo, para los ojos que aún buscan y se maravillan por las pequeñas escenas que ofrece la naturaleza, resulta ser un sitio muy especial.
En este lugar se encuentra la Tienda de Atlantis propiedad de la señora Margoth Pedraza, quien lleva toda su vida en esa misma casa y que ahora comparte con sus hijas y con decenas de canarios amarillos que son ahora sus más fieles compañeros.
La tienda la montó hace trece años y al poco tiempo realizó una acción que embellecería para siempre esa esquina.
“… cómo a los seis meses de haber tenido la tienda, me dio por echar arrocito y como ellos van pasando, ellos se van dando cuenta dónde encuentran comida… y seguí echándoles ¡y vea!, tengo ya muchos pájaros.”
Doña Margoth cuenta que a raíz de alimentar a los canarios durante años, ellos llegan con más confianza y se pasan el día en un pequeño árbol que tiene frente a su tienda, desde donde esperan pacientemente la nueva ronda de arroz, además de aprovechar para esconderse al abrigo de las ramas cuando pasa volando el aguilucho.
Este lugar es visitado a diario por varias personas que por solo quedarse un rato a contemplar tan magnífico espectáculo, hacen la roña mientras se toman un tinto o una aromática. Además, cuenta doña Margoth, las aves tiene el poder de cambiar el día a aquellas personas que llegan hasta ahí con cara de mal genio o preocupación, según ella: “…este sitio hace más felices a las personas”.
No por nada, es una de las esquinas donde el tráfico más se detiene y donde los viandantes pueden parar por solo un momento para contemplar este espectáculo de plumas amarillas.
Sin embargo y aunque doña Margoth ve como algo positivo y hermoso la presencia de los canarios cerca de su casa, hay algo que le molesta (no de ellos, por supuesto).
“A mi lo que no me gusta es cuando botan pólvora, porque ellos tienen el corazón muy frágil…los pájaros se infartan de esos ruidos fuertes y los perros se pierden de las casas porque no hayan dónde meterse.”
Y es que la presencia de estos hermosos canarios ha sido una bendición, pero también es un gasto económico para ella, ya que se comen de tres a cuatro libras de arroz al día, y aunque Doña Margoth es consciente que sería mejor alimentarlos con alpiste, sabe que es un alimento costoso y no podría pagarlo.
Doña Margoth es una mujer con una evidente conciencia ambiental y amor por las aves, y eso incluye a los Gallinazos o Chulos a quienes alimenta con cueros de pollo con regularidad, ya que estos buitres han sido muy maltratadas y se ven obligadas a comer basura. Estos magníficos pájaros, quienes cumplen un papel fundamental de limpieza al alimentarse de carroña, son amenazadas a diario por las personas que culturalmente las asocian con algo negativo, cuando en realidad están cumpliendo una vital labor en la naturaleza.
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Y a la pregunta de si los gatos representaban algún peligro para los canarios, Doña Margoth nos contó que efectivamente, un parque gatos domésticos propiedad de unos vecinos, durante un tiempo molestaron a los pájaros y los vigilaban con insistencia, sin embargo, dejaron de ser un problema ya que al cruzar constantemente la calle octava fueron atropellados (triste final), dándole a los pájaros un nuevo momento de paz y tranquilidad.
Gracias a Doña Margoth por permitirnos contar su historia y resaltar la pequeña y sustancial acción que realiza, la cual, ella misma ha constatado que tiene un impacto muy positivo en la forma como los turistas ven a La Mesa.
Felicitaciones a la señora Margoth por cuidar a los canarios esta es una forma de proteger la naturaleza y cuidar el medio ambiente de la Mesa.