«Cuento contigo mesuno»
Es lo que nos debe estar implorando el capitán Lee, desde el panteón del olvido en el que lo tenemos.
La semana pasada tuve la oportunidad de hablar con un habitante del municipio de La Mesa, Cundinamarca, quien estaba de regreso después de un poco más de diez años de haberse ausentado de este territorio.
El hombre estaba impactado de ver la transformación del municipio y de no encontrar conocidos para comentar las transformaciones de La Mesa. Tuvo la sensación de ser un extraño es su propio terruño.
Otras personas que han permanecido en el municipio han ido viviendo los cambios que está teniendo el municipio en crecimiento, arquitectura, problemáticas, relevo poblacional.
La diferencia es que esas personas han tenido tiempo para asimilar estos cambios (casi que imperceptibles para ellos) y el impacto del cambio no es tan impactante.
Desde la perspectiva de alguien que viene ocasionalmente al municipio, desde hace mucho tiempo y que ve la transformación que se está dando en el tipo de vivienda (antes eran casas, hoy hay muchos conjuntos cerrados), la población ha venido variando: muchos originarios se han ido; otros han envejecido, los niños de ayer son los adultos de hoy; el clima, la proximidad con Bogotá, han favorecido el asentamiento de muchas personas que ingresan al censo del municipio.
Todo esto tiene incidencia en la construcción, el comercio, en la manera de relacionarse las personas, en el agrandamiento de problemáticas sociales, etc.
Por eso cada tiempo hay que hacer programas y planes de gobierno que respondan a los cambios que va teniendo el municipio, estas respuestas pasan por la rigurosidad en la implementación y desarrollo del PBOT, que respondan a las distintas demandas del uso del suelo; la cuidadosa focalización para llevar acertadamente las ayudas sociales, etc.
Lo que se echa de menos es una política pública para el cuidado de los bienes que tienen un interés histórico, arquitectónico, o cualquier otra manifestación cultural.
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Esto último quedó evidenciado ante la reclamación de un grupo de ciudadanos que reviraron respetuosa y decididamente ante una valla que autorizaba la demolición total de un inmueble que fue la casa natal del Capitán Carlos Lee, quien perteneció al ejercito de Antonio Nariño en la guerra de independencia.
Por el lado de la población el argumento era que, por tratarse de un inmueble de interés histórico y arquitectónico, no podía ser demolido y que al estar relacionado en el Acuerdo del Concejo municipal que aprobó el PBOT ya era merecedor de la debida protección.
Los representantes de la administración municipal, liderados por el director de la oficina de planeación arquitecto Giovanny Romero, manifestaron que en primer lugar la valla no reflejaba lo que realmente había aprobado esa oficina, que era una demolición parcial y no total (como había quedado en la valla), y que por esta razón la obra se había suspendido temporalmente.
Frente a las razones por las que dieron la licencia de demolición explicó que, los compradores necesitaban adecuar el inmueble, que éste presentaba amenaza por no cumplir normas de sismo resistencia y que se tuvo la precaución de preservar la fachada.
Ante la pregunta de por qué se aprobaban, entonces, dos plantas, manifestó que, para respetar la fachada, esa segunda planta iría como un altillo.
De lo que se habló muy poquito fue de las normas que regulan el tratamiento de los bienes de interés cultural, en los que uno espera que esté clasificado el inmueble del que estamos hablando.
En Colombia tenemos un cuerpo normativo que regula todo el tema de cultura (entre ello el tema de patrimonio cultural) que está contenida en la ley 397 de 2010 y las modificaciones posteriores en la que hay que destacar la ley 1185 de 2008.
Esta ley está desarrollada en el decreto único 1080 de 2015, en la que se encuentra compilado el decreto 763 de 2009, y que se menciona por la pertinencia en el manejo de los bienes de interés cultural.
Generalmente cuando hablamos de cultura nos quedamos en las letras, la música, la escultura, la pintura, olvidándonos o desconociendo que el concepto de cultura es mucho más amplio.
La misma ley de cultura nos dice: “Cultura es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y emocionales que caracterizan a los grupos humanos y que comprende, más allá de las artes y las letras, modos de vida, derechos humanos, sistemas de valores, tradiciones y creencias”.
La cultura puede estar representada en bienes muebles e inmuebles a los que se les atribuyen interés histórico, científico, estético, simbólico.
También tenemos manifestaciones culturales inmateriales como las lenguas y dialectos de las comunidades indígenas, negras y creoles; la tradición, el conocimiento ancestral, el paisaje cultural, las costumbres y los hábitos, etc. A todo esto, es lo que denominamos bienes de interés cultural.
Inmuebles con características de bienes de interés cultural nos los enlista el PBOT vigente, en el que seguramente están pendientes de ingresar otros bienes de acuerdo con las apreciaciones de la población mesuna y con los resultados que pueda arrojar el inventario de bienes culturales que tiene planteado la administración municipal en su plan de desarrollo.
Mientras tanto, convengamos que por ahora son estos: La Casa Consistorial (k 21 esquina. Calle 7a), Capilla Colonial (Calle 8 Cra.20 esquina), Casa de Gobierno (k 21 calle 8 esquina), Casa del General Cesáreo Pulido (Calle 8 k 16), Casa de las señoritas Guarnizo (Calle 8 k 16), Casa de Carlos H. García (Esquina del Resbalón), Casa del Capitán Lee, El puente de la Cochera. Calle 8, sobre la Q. la Carbonera, Casa del pintor Gonzalo Ariza, Complejo de la casa Cural calle 8, carreras 19 y 20, Capilla del ancianato (La Mesa) calle 4, carrera 26 esquina.
Sabiendo que tenemos unos bienes de interés cultural, la pregunta que surge es: ¿Quiénes son los encargados de defender el patrimonio cultural de una sociedad, en este caso, de los mesunos?
Las normas que regulan la materia consagran competencias de alcance nacional, territorial (distritos, gobernaciones, municipios).
Al Ministerio de Cultura, previo concepto favorable del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, le corresponde la declaratoria y el manejo de los bienes de interés cultural del ámbito nacional.
A las entidades territoriales, con base en los principios de descentralización, autonomía y participación, les corresponde la declaratoria y el manejo de los bienes de interés cultural del ámbito departamental, distrital, municipal, de los territorios indígenas y de las comunidades negras, a través de las gobernaciones, alcaldías o autoridades respectivas, previo concepto favorable del correspondiente Consejo Departamental de Patrimonio Cultural, o del Consejo Distrital de Patrimonio Cultural en el caso de los distritos.
Como usted ya lo ha deducido de la lectura anterior; en el municipio de La Mesa, quien debe tener la iniciativa para la declaratorio de bienes de interés cultural es el alcalde, en coordinación con el Consejo Departamental de Patrimonio Cultural del Departamento de Cundinamarca.
Con las reacciones suscitadas por la demolición de la casa del capitán Carlos Lee, la lectura de este artículo que menciona a grandes rasgos las disposiciones legales que regulan la materia, esperamos que las autoridades municipales den el primer paso para dar el tratamiento pertinente y respetuoso de los bienes de interés cultural que tenemos en el municipio. Seguir promocionando al municipio como destino turístico sin el cuidado del patrimonio cultural, resultaría incongruente y desvergonzado.
Si bien la iniciativa, de protección del patrimonio cultural, la tiene la administración municipal, es DEBER de todos los mesunos, acompañar, colaborar, proponer, vigilar; así es como nos apropiamos del patrimonio, lo defendemos, lo promocionamos y lo protegemos.
Por:
Humberto García
Las columnas de opinión no representan necesariamente la opinión editorial de Mesunos.Org
Excelente columna, una reflexion no defendemos lo que no conocemos y segundo no defendemos lo que consideramos ajeno. Debemos divulgar el patrimonio y la cultura que sobrevive y entender que la riqueza patrimonial es nuestra herencia que nos legaron quienes nos precedieron en el territorio.
Que gran columna. Como dije anteriormente, el patrimonio nos pertenece a todos y debe trascender a intereses particulares y ambiciones personales. No podemos permitir que el supuesto «Progreso» barra con nuestra historia.