La nueva normalidad se vivirá al tiempo de la próxima gran extensión.
El año pasado nuestro planeta nos envió un claro mensaje a toda la humanidad, sin embargo muy pocos pudieron entenderlo. Y no porque fuera imposible de comprender, sino porque la gran mayoría aun carga una venda autoimpuesta que no les permite ver el daño que le han hecho al planeta, a los demás y a ellos mismos.
En tiempos cruciales y evolutivos como los que vivimos, en vez de abogar por la unión y la proactividad conjunta, la mayor parte de las personas siguen aferradas a un sistema que está a punto de colapsar por su propio peso, un sistema depredador y caníbal, un sistema que nos divide y hace que olvidemos nuestra verdadera naturaleza.
La nueva realidad que nos venden los medios y el mercado juega con las mismas reglas de la vieja realidad, o sea el miedo y la separación.
Nos exigen aislarnos de los demás; al desayuno, almuerzo y a la comida nos alimentan con noticias trágicas que nos sumen en la desesperanza y en la desconfianza, para luego decirnos que seremos salvados por los mismo que crearon esas condiciones. Tan solo debemos votar por ellos.
Y no estoy minimizando el daño que ha ocasionado el virus en las personas y en las familias que han dado el máximo sacrificio, o en las empresas que han dejado de funcionar dejando desempleo y hambre a su paso.
Intento que vean el propósito de esta pandemia en la humanidad. Un propósito que se nos reveló las primeras semanas de aislamiento, cuando empezamos a ver la vida silvestre regresar a las ciudades, que ahora en silencio se les presentaban mas amigables.
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El propósito de esta pandemia debe ser el recordar nuestro origen y aquello que nos importa de verdad, nuestra conexión con la tierra y nuestra vocación natural de ayudar a los demás.
Nuestra vida no pude ser una carrera continua y desgastante por adquirir dinero para comprar cosas que no necesitamos, solo para impresionar a personas a las cuales no les importamos.
La nueva normalidad a la que deberíamos dirigir nuestros esfuerzos es una en la que cambiemos el enfoque, una en la que al trabajar desde el corazón y el servicio logremos construir una nueva sociedad aportando valor en todo lo que hacemos. Recordando que somos uno con nuestros semejantes y con el planeta.
Es tiempo de dejar de señalar con el dedo inquisidor los problemas, criticándolos y juzgándolos, eso no los hará desaparecer. Debemos mirarnos hacia adentro y entender que todos y cada uno de nosotros somos responsables por activar el cambio que este planeta necesita y pide a gritos.
Y así ser testigos de la extinción de una de las especies mas ruines y nocivas del planeta.
Me refiero a aquellos que con sus acciones individuales y egoístas han depredado el medio ambiente, han talado los bosques que nos proveen oxigeno, construido hoteles en reservas naturales, pavimentado en cima de los nacederos y de las quebradas o envenenando árboles milenarios para poder contratar un nuevo parque.
Dinosaurios que siguen creando leyes para protegerse a ellos mismos y a los intereses arcaicos de sus patrocinadores, Tyrannus que siguen envenenando el ecosistema digital con sus mentiras y manipulaciones para intentar argumentar su desfachatez y miseria humana.
… ¡Esa es la próxima gran extinción!
Las columnas de opinión no representan necesariamente la opinión editorial de Mesunos.Org
Debemos volver al flujo de la vida, olvidarnos de que somos una existencia única e individual y volver a ser uno con la naturaleza, volver a ser parte de ella y no creyendonos superiores a ella