¿Qué entendemos por política?

Julián Darío Socha JiménezSe acerca una campaña electoral muy importante y decisiva para muchos municipios y ciudades, ya se habla de posibles candidatos a Asambleas Departamentales, Gobernaciones, Alcaldías y Concejos, sin embargo ¿qué entendemos por política?

Solo por poner un ejemplo, para las pasadas elecciones al Concejo Municipal de La Mesa Cundinamarca, se presentaron poco más de 100 candidatos desde diferentes partidos. Cien personas que aspiraban a llegar a ocupar una de las 13 curules disponibles para el Concejo.

Algunos de estos candidatos tan sólo obtuvieron 6 votos (posiblemente de familiares y amigos). Y aunque es positivo este ejercicio de participación democrática, no dejo de preguntarme:

– ¿Qué pasó con esos 94 ciudadanos que no alcanzaron a llegar, dónde quedaron sus procesos y servicio a la comunidad?

Quiero que hagamos una reflexión. Si desde el colegio se nos ha enseñado que la política es el arte de servir;

– ¿Por qué no vemos esa vocación de servicio en la mayoría de nuestros dirigentes políticos, ni tampoco en la mayoría de los candidatos?

– ¿Qué motiva a una persona a querer participar en una campaña electoral gastando dinero y tiempo? porque sino es por vocación de servicio ¿entonces por qué es?

Pueden parecer preguntas muy ingenuas y para las cuales alguien con un poco de “malicia” o “calle” (como dicen por ahí) ya debe tener respuestas.


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Pero es necesario que nos cuestionemos sobre esto, porque si la política en nuestro país está enferma, la única forma de sanar una enfermedad o adicción, es reconociendo primero que se padece.

Porque viendo un poco la realidad de Colombia, y en cómo las personas codiciosas buscan sobremanera los puestos de poder, no hay que ser un genio para saber que muchos de esos candidatos buscan llegar ahí (donde se mueven recursos y presupuestos), tan solo para buscar embolsillarse lo que más puedan.

Y es que, es un secreto a voces que Senadores, Diputados, Gobernadores, Alcaldes, Concejales y hasta Secretarios, se embolsillan cierto porcentaje de cada contrato para enriquecerse de forma fraudulenta con el dinero que nos pertenece a todos.

Casí que es algo normalizado (tan normal como asesinar judíos en las calles de Berlin en 1938). Los contratistas ya saben que dentro de sus presupuestos, deben incluir el porcentaje que irá a parar al politiquero o funcionario de turno, y si estos últimos se van de hambrientos y exigen más de lo financieramente soportable, el contratista se ve obligado a abandonar el proyecto, retrasarlo o meter materiales de baja calidad para no salir perdiendo.


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Y antes de que alguien se sienta aludido y públicamente me exija que “si tengo pruebas, que denuncie”, debo decir que obviamente no tengo pruebas, sin embargo tampoco tengo dudas.

Ante esta triste realidad es entendible cómo en el imaginario colectivo, un POLÍTICO no es más que un vulgar ladrón.

Siendo que la esencia misma de la política es el servicio por amor a la comunidad, es patriotismo y sentido de pertenencia en su más pura expresión.

Desafortunadamente los politiqueros, corruptos y ladrones nos han robado hasta eso, el verdadero significado de la política.

Por: Julián Socha


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